En la divinidad el olvido
He aquí el gran misterio del corazón de huesos
de Pan el enigma
cuando la noche húmeda
su roja lengua desvela
susurrando: ¿por qué no te atreves?
Belladonna
Nuestra señora de las tinieblas
acúname en el olvido.
Permite que en mi sueño sea helecho tu cabello
toda humana tristeza ausente.
Miente, tórnate inane limo, no reveles
la frágil condición
que con nosotros compartes.
Bella dama sin piedad, mi señora,
acúname en tu regazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario