Un viajante
Vestidos azules en el parque de los pensamientos, dalias sobre el corazón, mis esperanzas no han fructificado.
No desprecio a la gente con la que trato, no me desprecio. Si puedo parecer insatisfecho se debe sólo a que, en ocasiones, cuando marcho de una ciudad a otra, despierto entumecido en un vagón de ferrocarril, agrietados los labios, y siento como si ahí fuera, desdibujados entre la lluvia y el reflejo inestable de mi rostro en el cristal, los árboles enviaran señales prodigiosas que no consigo descifrar.
Contra Van Helsing
Cuidado con los buenos.
No sea que el apacible monstruo del lago
al atardecer
se convierta en cisne.
De afilados colmillos cisne.
Titubeante, hambriento cisne.
No vaya a ser
que en un descuido
nos atraviese una estaca el corazón.
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