Restos de claridad
Entonces la angustia se hizo habitación.
Sólo el espejo mantuvo el tipo: “vete de
juerga”,
dijo, palmeando mi espalda
sin ocultar una sonrisa.
Siempre ha sostenido que soy un payaso.
No room
¡No hay sitio! ¡No hay sitio! exclamaron al ver
acercarse a Alicia.
Ahí fuera, titubeando ante la puerta, está el silencio.
Viene a verte con una carta entre sus dientes.